Historia

Donde todo empezó

Todo gran viaje comienza con una primera estocada. En noviembre de 2003, Rosa Montoro Navazo e Ignacio Barea Sánchez dieron vida a un sueño: fundar La Sala de Armas de Las Palmas de Gran Canaria, un club de esgrima abierto a todas las personas, sin importar edad, condición o experiencia previa. Desde entonces, no hemos dejado de crecer.

Nacimos con un propósito claro: llevar la esgrima a cada rincón de Gran Canaria, especialmente a los más jóvenes. Porque sabemos que cuanto antes se descubre este arte, más se disfruta… y más lejos se puede llegar.

Una evolución constante

Comenzamos en el Club Deportivo La Cornisa, entrenando en una pista de squash y al aire libre. Los viernes eran nuestro momento dorado: allí, con nuestro primer marcador eléctrico, vivíamos cada asalto como si fuera una final olímpica.

De cinco alumnos pasamos a diez, luego veinte… y cuando abandonamos La Cornisa, ya éramos casi treinta. Hoy, más de 140 alumnos y 70 federados entrenan con nosotros en nuestra sede de la Calle Pérez del Toro, con tres pistas eléctricas y un ambiente que respira pasión, respeto y compañerismo.

Mucho más que un club

La Sala de Armas no solo enseña esgrima. Promovemos valores, disciplina, cultura y unión familiar. Padres, madres, hij@s, herman@s… todos tienen cabida en este espacio donde el deporte se convierte en una herramienta de crecimiento personal y social.

Hemos llevado la esgrima a colegios como el Claret o el Heidelberg, a barrios como Tenoya o el Risco de San Nicolás, y a instituciones como la Universidad de Las Palmas. Llevamos más de 19 años formando esgrimistas… y personas.

¿Y tú? ¿Te atreves a probar?

Si has llegado hasta aquí, ya has dado el primer paso. Solo te falta vivirlo en primera persona.

Te invitamos a una clase de prueba totalmente gratuita. Ven, ponte la careta, empuña el florete y siente la emoción de este deporte único.

Te esperamos con las espadas listas